Los perros en la Biblia

La fidelidad es histórica y siempre reseñada con el mismo amor, pundonor, compañía, defensa, animosidad y carisma que los perros siempre han otorgado al ser humano y a otras razas. Los perros en la Biblia son reflejo de su cuantioso valor para la existencia misma, por ello se han descrito en el más sagrado de los textos tanto como referencia de humildad, de pundonor e incluso de respeto a las obras de Dios a las cuales no ve con temor, sino con la humilde disciplina que está intrínsecamente ligada al creacionismo.

Así como nos cuida en nuestro descanso el interpretar una hermosa oración para dormir, los perros nos vigilan en cada instante, con un abnegado amor y cumplimiento al valioso papel que nuestro Señor le otorgó desde los principios de la existencia.

Los perros en la Biblia

Los perros en la Biblia

Mayoritariamente los conseguimos en versículos. Metáforas, alegorías, parábolas, comparaciones. Algunas muy crudas o cruentas y otras, sinceras y sencillas, todas verídicas. De tristezas, molestias, enseñanzas ácidas que llevan al humano al misticismo, la caída, el levantar, la reconciliación con él mismo y entre los mismos hombres.

Así son representados los perros en la Biblia y los reflejamos directamente de sus versículos, en espera de que usted tome sus propias conclusiones, tomando en cuenta cómo la evolución humana se ha adaptado más al can incluso aprendiendo de las alegorías referenciales que para los tiempos en que se recopilaban los textos bíblicos, se tenían sobre nuestros amigos caninos.

1 Reyes 14:11: “Cualquiera de los de Jeroboam que muera en la ciudad, se lo comerán los perros. Y el que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo; porque el SEÑOR ha hablado».

1 Reyes 16:4: El que de Baasa muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y el que de él muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo.

1 Reyes 21:19: Le hablarás, diciendo: “Así dice el SEÑOR: ¿Has asesinado, y además has tomado posesión (de la viña)?». También le hablarás, diciendo: “Así dice el SEÑOR: En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre, tu misma sangre».

1 Reyes 22:38: Lavaron el carro junto al estanque de Samaria y los perros lamieron su sangre (y {allí) se bañaban las rameras), conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado.

1 Samuel 17:43: Y el filisteo dijo a David: ¿Acaso soy un perro, que vienes contra mí con palos? Y el filisteo maldijo a David por sus dioses.

1 Samuel 24:14: ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?

2 Pedro 2:22: Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: EL PERRO REGRESA A SU PROPIO VÓMITO y la puerca lavada, vuelve a revolcarse en el lodo.

2 Reyes 8:13: Entonces Hazael dijo: Pero, ¿qué es tu siervo, sino un perro, para que haga tan enorme cosa? Y Eliseo respondió: El Señor me ha mostrado que tú serás rey de Aram.

2 Reyes 9:10: “Y los perros se comerán a Jezabel en el campo de Jezreel, y nadie la sepultará.» Entonces abrió la puerta y huyó.

2 Samuel 16:9: Entonces Abisai, hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Déjame que vaya ahora y le corte la cabeza.

2 Samuel 9:8: Se postró él de nuevo, y dijo: ¿Quién es tu siervo, para que tomes en cuenta a un perro muerto como yo?

Apocalipsis 22:15: Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira.

Éxodo 11:7: “Pero a ninguno de los hijos de Israel ni siquiera un perro le ladrará, ni a hombre ni a animal, para que entiendan cómo el Señor hace distinción entre Egipto e Israel».

Éxodo 22:31: Y serán para mí hombres santos. No comerán carne despedazada por las fieras en el campo; a los perros se las echarán.

Filipenses 3:2: Cuídense de los perros, cuídense de los malos obreros, cuídense de la falsa circuncisión.

Isaías 56:10-11: Sus centinelas son ciegos, ninguno sabe nada. Todos son perros mudos que no pueden ladrar, soñadores acostados, amigos de dormir; y los perros son voraces, no se sacian. Y ellos son pastores que no saben entender; todos se han apartado por su camino, cada cual, hasta el último, busca su propia ganancia.

Jeremías 15:3: Y pondré sobre ellos cuatro géneros de males –declara el Señor–: la espada para matar, los perros para despedazar y las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destruir. Los perros en la Biblia aparecen pues como animales que atacan a los injustos, mucho antes de ser labriegos y de compañía, eran defensores bravíos.

Job 30:1: Pero ahora se burlan de mí los que son más jóvenes que yo, a cuyos padres no consideraba yo dignos de poner con los perros de mi ganado.

Jueces 7:5: E hizo bajar el pueblo al agua. Y el Señor dijo a Gedeón: Pondrás a un lado a todo aquel que lamiere el agua con su lengua, como lame el perro, y a todo el que se arrodille para beber.

Lucas 16:21: Ansiando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; además, hasta los perros venían y le lamían las llagas.

Marcos 7:27-28: Y Él le decía: Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos. Pero ella respondió y le dijo: Es cierto, Señor; pero aun los perritos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos. Acá vemos que los perros en la Biblia son reflejo de igualdad, no apreciando valores materiales o lugares de sus amos, sino el amor y compromiso que les ofrezcan para vivir a plenitud.

Mateo 7:6: No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas y volviéndose, los despedacen.

Proverbios 26:11: Como perro que vuelve a su vómito es el necio que repite su necedad. Alegoría de los perros en la Biblia sobre un acto natural para uno y de terquedad en el otro, lo que claramente es una diferenciación de inteligencia que pone a los perros por encima de los humanos obtusos.

Salmos 22:16: Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malhechores; me horadaron las manos y los pies.

Por Humor

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