El Fila Brasileiro pertenece a una típica raza molosoide. La primera raza brasileña fue reconocida internacionalmente por la FCI en la década de 1960, históricamente los filas siempre estuvieron presentes en todas las regiones del territorio brasileño, pero la ruta de los troperos (llevando mercancías desde el interior del territorio hacia el litoral) influenció entre otras cosas la mayor presencia de esta raza en determinadas regiones.
Ejemplares de Fila brasileños en la época llamados de Fila Nacional comenzaron a aparecer en exposiciones caninas en São Paulo. El Dr. Paulo Santos Cruz que se considera «padre de la raza» por haber sido el principal entusiasta y promotor de la fila, escribió el primer estándar de la raza, que se hizo válido en 1954, es conocido por la fidelidad y devoción extremas al dueño, características que crearon un proverbio brasileño secular que dice «fiel como un fila», tales características de comportamiento se apreciaron durante los siglos de desarrollo de la raza, lo que ayudó a popularizarla.
Borges estudió los orígenes probables del Fila brasilero bajo el guiaje de André Oliveira y Antonio Ferreira investigadores portugueses en la Universidad de Coimbra de Portugal quién proporcionó materiales de estudio, incluyendo muchos documentos históricos y fotos de perros portugueses antiguos, entre ellos el perro Alano portugués del tardíos siglo 19 y temprano siglo 20.
El alano portugués es ahora extinto, pero las fotos antiguas muestran que el Fila Brasileiro (excepto el moderno Fila Brasileir del estándar FCI) y el alano portugués son muy similares. Esta creencia animó la mestizaje con estas razas extranjeras en los años 1970 y 1980, el cual menoscabó las características físicas y psicológicas que eran la esencia del original perro Fila.
Fuera de la creación de perros oficial, muchos especímenes extremadamente rústicos son todavía encontrados, siendo útil en granjas, fuera de contactos con razas extranjeras, y seleccionados en la granja por muchas generaciones.
Características Fila brasileiro
Es dócil y obediente con sus propietarios y extremadamente tolerante con los niños. Su fidelidad se convirtió en un proverbio brasileño. Es un insuperable guardián de la propiedad y también muestra inclinación, por instinto, a cazar piezas de caza mayor y a actuar como perro pastor.
Siempre busca la compañía de su amo. Una de sus características es su ojeriza (mala voluntad) hacia los extraños. Aunque el Fila Brasileiro tiene unos sentimientos fuertes hacia los extraños, de todas formas debería mostrar una disposición tranquila. El Fila tiene confianza en sí mismo en cualquier situación y nunca duda si se trata de enfrentarse a un reto o si debe adaptarse a un nuevo ambiente. Una de las características más importantes del Fila Brasileiro es la piel gruesa y suelta que puede cubrir todo el cuerpo. Los machos tienen una altura de 65 a 75 cm, la hembra que muestra una feminidad instantáneamente reconocible, mide unos 5 cm menos.
Aunque muestra inclinación por la caza mayor, normalmente se lleva bien con otros perros y animales. Muchos Filas viven en hogares donde hay otras mascotas, y pueden fácilmente hacerse amigos de otros animales junto con los que sean criados. De todas formas, puede ser que intenten “cazar” a los animales extraños que entren dentro de su territorio.
Este perro no se adapta bien a la ciudad. Necesita grandes espacios y ejercicio.
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Pelo y color Fila brasileiro
El pelaje corto y suave del Fila es mono-color y puede ser de cualquier color excepto blanco, gris ratón, con manchas, moteado, o negro y fuego. Se permiten los atigrados de cualquier color básico, con las franjas de intensidades variables. La máscara negra puede estar o no presente y las manchas blancas sólo son deseables en los pies, el pecho y la punta de la cola.
Curiosidades sobre la raza
Su promedio de vida es de once a trece años humanos, más sí ha tenido una vida plena de carreras en el jardín es posible que llegue hasta los 15 años; esto acompañado de una dieta balanceada de unos 750 gramos de alimento seco, diario.
Es la adrenalina lo que mantiene vigoroso al Fila brasileiro. No sólo de su acción defensiva por sus dotes de guardián, sino de la práctica de senderismo o ciclismo junto a su familia. Que no sólo sea correr, sino que exista reto y variedad en cada una de sus salidas, le garantiza una mejor calidad de vida.
Mantenerle es elevado gracias a su alto consumo de alimentos, vitaminas y acicalamiento.
Su marca de raza es el desagrado, displicencia y beligerancia con la que trata a los extraños de común y las posibilidades de ataque que abre cuando estos tienen actitudes no acordes o le azuzan.
Lo de su doble personalidad no es más que el reflejo de su estado de ánimo que puede variar según la cantidad de horas de sueño tenga el Fila brasileiro. Es también una mala percepción de algunos debido a sus rápidos cambios de actitud, como por ejemplo de guardián férreo a un cachorrito meloso.
Aunque es un perro de carácter y personalidad, posee un tremendo apego por aquella figura de líder que pueda encontrar en el hogar, estando más con ella que con otros miembros de la familia, salvo a los niños que trata con actitud paternalista.
Su autocontrol es admirable, sabiendo discriminar ruidos y movimientos en su entorno, para así saber cuándo moverse o no; con ello evita carreras y/o ladridos innecesarios.
Su instinto cazador le insta a buscar animales dañinos (ratas, hurones, mapaches, etc.) y erradicarlos de su zona de protección.
De hecho la cacería es uno d sus fuertes, aunque el Fila brasileiro es un animal más buscado hacia las zonas suburbanas que no destacan por esas actividades.
Desde cachorros poseen una actitud decidida y plena de bravura; gustan más de la investigación que de curiosear o juguetear, para así saber en qué terrenos moverse. Uno de los estándares de la raza indica que de no ser así, podría ser descalificado como tal.
Sus maneras de profesar cariño y ternura no son invasivas, evitando así que se monten intempestivamente sobre las personas o les causen tropiezos o lleguen a empujar involuntariamente a niños y/o ancianos.
El adiestramiento oportuno, preferiblemente con un entrenador de perros, evitará que el Fila brasileiro sospeche o tome mala voluntad a quienes no sean de su familia, corrigiendo esos equívocos sentimientos que pueden desatar reacciones inapropiadas a futuro contra vecinos, transeúntes, otros familiares y mascotas del vecindario.
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